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miércoles, 15 de enero de 2014

Antecedentes

Antecedentes
        Los hábitos alimenticios se transmiten de padres a hijos y están influidos por factores como el lugar geográfico, el clima, la vegetación, la disponibilidad de la región, costumbres y experiencias, pero también tienen que ver la capacidad de adquisición, la forma de selección y preparación de los alimentos y la manera de consumirlos (horarios, compañía).

        Los alimentos son lo único que proporciona energía y diversos nutrimentos necesarios para crecer sanos, fuertes y poder realizar las actividades diarias. Ninguna persona logra sobrevivir sin alimento y la falta de alguno de los nutrimentos ocasiona problemas graves en la salud.

        Sin embargo, no se trata de comer por comer, con el único fin de saciar el hambre, sino de obtener por medio de los alimentos, los nutrimentos necesarios para poder realizar todas nuestras funciones según la actividad física que se desarrolle, el sexo, la edad y el estado de salud.
La alimentación de los niños y niñas debe ser:
        Completa, incluyendo en los tres alimentos principales del día: desayuno, comida y cena, alimentos de los tres grupos:
-Cereales y tubérculos que proporcionan la energía para poder realizar las actividades físicas, mentales, intelectuales y sociales diarias.
-Leguminosas y alimentos de origen animal que brindan proteínas para poder crecer y reparar los tejidos del cuerpo.
-Frutas y verduras, que  contienen vitaminas minerales para conservar  la salud y que el cuerpo funcione adecuadamente.
-Agua, para ayudar a que todos los procesos del cuerpo se realicen en la forma correcta y porque ella forma parte de nuestro cuerpo en forma importante.

        Todos los alimentos contienen nutrimentos, pero es importante conocer cuáles contiene cada uno de ellos, para combinarlos en cada comida y evitar que alguno de ellos falte.

        Los alimentos naturales obviamente tienen mayor cantidad y calidad en sus nutrimentos, por lo que la comida chatarra, no debe ocupar el primer lugar de consumo, aunque facilite las tareas de quienes preparan la comida.

        Equilibrada, es decir cada comida debe contener en igual cantidad alimentos de los tres grupos. En nuestra cultura, se exagera del consumo de carne y se dejan a un lado los cereales, verduras y frutas, favoreciendo así la obesidad y muchos problemas por la falta de vitaminas y minerales.

        Higiénica, para prevenir enfermedades infecciosas se debe cuidar mucho la calidad, frescura y forma de preparación de los alimentos. El lavado de manos antes de prepararlos y comerlos es un hábito que debe fomentarse en los niños desde muy pequeñitos.

        Suficiente, esto con relación a cubrir las necesidades de nutrimentos, más que a comer mucho. Cada persona tiene capacidad diferente para comer y no se debe imponer la misma cantidad a todos, esto en lugar de beneficiar, ocasiona muchos problemas en las comidas familiares.

        Variada. Es importante que los niños aprendan a comer de todo y si hay algo que no les gusta (que nos suceda a todos) tratar de no darlo y buscar un alimento sustituto de los nutrimentos que contiene. Lo importante son los nutrimentos, no el tipo de alimento en especial.

        Lo más frecuente que se puede observar como mal hábito alimenticio es el no poseer un horario establecido para comer, que se ve presente en la mayoría de los jóvenes al igual que muchos de los jóvenes ingieren más de lo necesario y muchas veces lo que ingieren no les proporciona ninguna energía para su desarrollo y solo son grasas saturadas que costaran que salgan de sus organismos que pueden ocasionarles múltiples enfermedades en sus cuerpos.
Lo que nunca puede faltar
        Las comidas que vienen hechas con figuras son ideales para alcanzar el objetivo de una alimentación sana, que incluya diversión. Por ejemplo, los pequeños comen más fácil la pasta, si viene con formas de animales y mientras tanto, se nutren sanamente con el alimento que les provee las calorías necesarias para reponer la energía que gastan en todas sus actividades.

        No pueden faltar los lácteos en la alimentación infantil. Ojo: no siempre los productos llamados buenos, como yogures con probióticos, son ideales para todas las edades.
       
        Para hacer más divertida la alimentación, cuando se les ofrezca comida se les pueden estimular sus habilidades. Una pitahaya para que ellos toquen su textura puntiaguda, una granadilla para que se emocionen con los colores; plátano asado en cubos grandes para que disfruten sus formas.

        Para dar los lineamientos nutricionales adecuados, se recomienda visitar al nutricionista por los menos una vez cada tres meses.

        No olvidemos que como padres debemos dar ejemplo a nuestros hijos, no pasemos por alto que antes de servirnos los alimentos debemos dar gracias a Dios por los mismos, que esa práctica se torne una sana costumbre en la familia.
Errores que debes evitar
        Todos los alimentos contienen nutrimentos, pero es importante conocer cuáles contiene cada uno de ellos, para combinarlos en cada comida y evitar que alguno de ellos falte.

        Los alimentos naturales obviamente tienen mayor cantidad y calidad en sus nutrimentos, por lo que la comida chatarra, no debe ocupar el primer lugar de consumo, aunque facilite las tareas de quienes preparan la comida.

        Otro error frecuente es consumir alimentos ricos en azúcares o aperitivos dulces. El exceso de azúcar con frecuencia favorece la aparición de caries y también puede facilitar la aparición de la obesidad, ya que aumenta el valor calórico de la dieta.

        El reparto energético de la comida también suele ser incorrecto. El desayuno debería contener el 25% de las calorías totales. Un desayuno completo debería incluir lácteos (leche, yogur u otros), cereales, galletas o tostadas, fruta o jugo y opcionalmente complementos (mantequilla o margarina, mermelada, miel, jamón).

        Picar entre comidas es otro gran error. Lo peor es que entre los alimentos que suelen consumirse se encuentran los snacks, papas fritas y similares, así como repostería con grasas saturadas y trans.

        Debe evitarse el consumo frecuente de dulces, refrescos, tocino, pasteles, chetos, papas fritas, hot dogs, salami y chocolate, entre otros productos que por su sabor y presentación, son muy atractivos para los niños, pero no tienen valor nutricional alguno y sí en cambio, alto contenido calórico y graso.
Recomendaciones para la buena alimentación de los niños
        Los padres son los primeros maestros de sus hijos. Tienen tanto que enseñarles en la vida uno de los conocimientos más importantes que puedes transmitirle a un hijo es que aprenda a comer bien. Esto implica no solamente que aprenda a escoger aquellos alimentos que favorecen su salud, sino a desarrollar una actitud sana y positiva ante la alimentación en general. 
  1. Crea un ambiente agradable en torno a la mesa.  La comida alimenta el cuerpo y el entorno alimenta el espíritu. Haz que tu familia se reúna a comer al menos una vez al día. Aprovecha para compartir lo ocurrido en la casa, la escuela o el trabajo y estrecha así la comunicación y la unión familiar.  Involucra a los niños a que pongan la mesa y a que te ayuden en pequeños quehaceres como a preparar la ensalada o a servir el agua.  Usa esa vajilla nueva que tienes guardada, y el mantel o los individuales de colores bonitos. No hay por qué esperar a una ocasión “especial” para estrenarlos. ¡Hazlo hoy mismo!
  2. Evita que tus hijos se acostumbren a comer frente al televisor.  Comer es también una actividad social, ideal para compartir, no para aislarse. Además de que frente al televisor se come de más, es una mala costumbre que debes eliminar de tu entorno familiar. Si es posible, evita también los teléfonos celulares.
  3. No restrinjas los alimentos. ¿Tú hijo tiene sobrepeso? En lugar de “quitarle” comida, prepárale comidas más ligeras y saludables y estimúlalo a hacer ejercicio. Si desde que es muy pequeño le restringes los alimentos, aumentarán las probabilidades de que desarrolle enfermedades como la bulimia y la anorexia más adelante.
  4. Tampoco catalogues a los alimentos como “buenos” o “malos”. Claro que no le convienen ni las golosinas ni la comida chatarra, pero evita categorizar a los alimentos porque todo es relativo. En vez de eso, ayúdalo a asociar lo que come con las actividades que le gustan y le interesan: la leche fortalece los huesos que le permiten jugar al fútbol; las frutas contienen vitaminas y antioxidantes que mejoran la apariencia de su cutis si padece de acné, por ponerte algunos ejemplos.
  5. Lleva a tu casa alimentos sanos. Si no compras alimentos procesados, llenos de grasa y con muchas calorías, tus hijos no podrán comerlos. En su lugar, coloca frutas en un frutero al alcance de todos, y ten a la mano verduras cortadas en trocitos en el refrigerador (hielera). En lugar de galletitas repletas de azúcar, pon en tu alacena o en la nevera, y bien accesibles cereales, tostadas de pan integral, yogur y frutos secos.
  6. Esfuérzate por explorar nuevas recetas que no sean muy complicadas pero que ayuden a brindar más sabor y variedad a los alimentos que sirves a menudo. El pollo, el pavo, y el cerdo magro se prestan de maravillas para presentarlos de muchas formas.  Buscar maneras novedosas de servir los vegetales, que son por lo general los menos “populares” entre el público infantil.
  7. Enséñales la importancia de un buen desayuno.  Es la primera comida del día y la base para que funcionen bien en la escuela.  Si desde chicos se acostumbran a desayunar, no se saltarán esta importante comida más tarde en la vida.
  8. Olvídate de obligarlos a limpiar el plato. Si el niño se siente lleno, que pare de comer. Así aprenderá a escuchar y a respetar las señales de su propio cuerpo. Obligarlo a terminarlo todo le inculcará el mal hábito de seguir comiendo aunque esté satisfecho.
  9. No uses los alimentos como premio o castigo.  En lugar de premiar una buena nota con un helado, o quitarle el postre por portarse mal, lleva al niño al parque a jugar o limita su horario de televisión.
  10. Si tienen edad suficiente, llévalos contigo al supermercado y pídeles ayuda para seleccionar los alimentos. Aprovecha para enseñarles a escoger la fruta, las carnes y hasta los postres y explícales de manera sencilla por qué seleccionas un producto y no otro.
11. Para la comida es importante agregar cinco tipos de frutas y verduras, entre las más importantes en cuanto a nutrientes se encuentran brócoli, naranjas, arándano, piña, manzana, tomate, melón, mango, plátanos, uvas y aguacate. 

        En la creación de hábitos, es recomendable que prediques con el ejemplo. Así los hijos no recibirán mensajes contradictorios. Recuerda siempre que lo que vean y aprendan a hacer ahora serán los patrones de su vida en el futuro. Enséñalos día a día a valorar positivamente los alimentos y a disfrutar de una cena o almuerzo en familia. Así serán mucho más saludables tanto mental como físicamente.

Cómo fomentar buenos hábitos alimenticios en los niños
        Si piensa que su hijo/a come poco, primero haga un registro de lo que en realidad come. Puede que coma lo suficiente y, por tanto, no deba preocuparse. Anote horas/veces en las que come algo, cantidades y tipos o variedad de alimentos.

        Parta de la premisa que no todo el mundo necesita comer lo mismo y hable con el pediatra de las cantidades adecuadas para la edad y las características de su hijo/a.

        Haga de las horas de comer momentos relajados y agradables. Siente al niño en la mesa cuidando que haya un ambiente agradable: iluminación, un plato divertido o apetecible a la vista, un vaso con un dibujo animado, conversación agradable y sonrisas. Puede incluso adornar la mesa con adornos divertidos. Prohibido gritar o pelearse en la mesa. Si ha observado que ciertos objetos, juguetes o situaciones distraen demasiado a su hijo, retírelos. La hora de comer es para comer, no se juega ni se ve la televisión. Se puede permitir al niño mantener un juguete en la mano o cerca de él. Hable de cosas agradables con su hijo mientras come, cuéntele un suceso divertido del día o cántele una estrofa de una canción si es pequeño. No insista una y otra vez en que coma, él ya sabe que es la hora de comer. No haga comentarios continuos si el niño no come, recuérdele alguna vez el refuerzo o la actividad agradable que le espera para después de comer y/o que el tiempo de comida se está acabando, pero no lo haga con demasiada insistencia sólo 1 ó 2 veces máximo. Refuerce o alabe si está comiendo pero procure hacerlo con sonrisas y comentarios no directamente relacionados con la comida.

        Si es usted el que le da de comer, espacie los ofrecimientos de la cuchara o de la comida unos 5-10 segundos después de que ha rechazado una cuchara, después de este tiempo inténtelo de nuevo.

        Instaure una rutina del momento de comer: comer a la misma hora, en el mismo lugar y con las mismas condiciones ambientales (por ejemplo la condición de tele apagada hasta que haya terminado de comer). Elija con cuidado las horas de las comidas si su hijo es pequeño, piense en adelantar las comidas y las cenas para evitar que a su hijo le entre sueño antes o durante la comida y ya no quiera comer.

        Un horario razonable entre los 3-4 años es comer a la 1.30-2 y cenar a las 8-8.30.

        Para elegir el horario del desayuno, aconsejamos despertar al niño por las mañanas con el suficiente tiempo para que pueda esperar a desayunar una vez que se ha despertado del todo después de vestirse, lavarse o incluso charlar un ratito. Haga que el niño coma con otros miembros de la familia si es posible.

        Haga coincidir el final de la comida con alguna situación que le guste al niño, por ejemplo un juego de escondite o cosquillas si es pequeño, ver la televisión, ver un cuento o sacar su juguete preferido.

        Ponga raciones pequeñas, fundamentalmente si se trata de comida nueva o de comida que a él no le ha gustado en otras ocasiones. Si el problema de no querer comer es muy serio, también puede probar a poner comidas que se puedan comer sin cubiertos. Paulatinamente se irá alternando esta comida con la comida de cuchara.

        Varíe durante la semana los alimentos de cada comida. Evite poner todos los días lo mismo, los niños se cansan.

        Si no le gustan ciertos alimentos y además come muy mal, evite los alimentos que no le gustan los primeros días (no podemos empezar por todo a la vez) y céntrese solo en que coma sentado, solo y cantidades normales. Le enseñaremos a comer de todo una vez que coma cantidades adecuadas de comida y, además, que las coma con gusto y aceptando la rutina de comer. Podemos intentar que coma alimentos nuevos en horas distintas a las comidas principales, a modo de aperitivos o como golosinas sueltas.

        Póngale comida simple y fácilmente identificable. A los niños les gusta ver lo que están comiendo. Aconsejamos además no mezclar alimentos en el mismo plato o la misma cuchara.

        Cuando decida incorporar alimentos nuevos, ponga solamente un alimento nuevo cada vez, junto con otro que le guste al niño. Para los alimentos que no le gustan, ponga muy poco y siempre acompañado de otros alimentos que le gustan mucho.

        Puede probar a poner platos combinados (no mezclados) con raciones muy pequeñas y variadas.

        Para conseguir que su hijo coma más cantidades, aumente en un principio en aquellas comidas que más le gusten. Vaya aumentando progresivamente la cantidad de alimento que le pone en el plato de aquellas comidas que al niño más le gustan, hágalo poco a poco sin que apenas se note. Primero hágalo sólo en una de las comidas del día (el almuerzo o la cena, por ejemplo), comenzando por aquella en la que el niño suele comer más y/o suele estar de mejor humor o más despierto.
Respete siempre el número de comidas del día y no añada ninguna más aunque el niño no haya comido nada en la anterior. No dar de comer entre comidas.

        Marque un tiempo razonable para la comida. Anime al niño a comer pero, si no lo hace, retire la comida después de que pase un tiempo razonable. Puede disponer de un reloj con alarma, son muy útiles los “avisadores” o cronómetros de cocina.

        Explíquele al niño que hay un tiempo de comida. Refuerce al niño mientras va comiendo. No le sirva más hasta la próxima comida. Puede reforzar con un postre especial el acabar a tiempo. Si su hijo es de los que se levantan de la mesa, tardan mucho en comer, y quieren que usted vaya detrás con la comida, puede usar un relego de cocina para indicarle que hay un tiempo límite en el que debe estar sentado. También debemos enseñar que hay unas horas apropiadas para comer y otras no. Si su hijo tarda mucho porque esta jugando o viendo la tele mientras come, retire lo que le distrae. Si tarda mucho porque come a bocados excesivamente pequeños, aumente progresivamente y/o muy poco a poco hasta cantidades normales.

        Acostúmbrele a no levantarse de la mesa. Si se levanta, ya hemos comentado que usted no debe llevarle la comida hasta donde se ha ido el niño. Lo mejor es que siga usted comiendo y le dé un aviso verbal indicándole que la comida se queda fría y/o que el tiempo de comida se va a acabar y se va quitar la mesa. El niño pierde “tiempo de comida” y usted debe asegurar que después de ese tiempo no puede picar nada hasta la próxima comida. En algunos casos puede ser conveniente el obligarle físicamente a permanecer sentado, consulte con el psicólogo o terapeuta del niño.

        Dele a escoger en el postre, procurando postres muy apetecibles para el niño. Por ejemplo, puede elegir entre un helado o una chocolatina pequeña si esos son sus alimentos preferidos.

        Anímele a que ayude a preparar la comida. En caso de niños mayorcitos se les puede dejar que ayuden a planificar las comidas de la semana, ayudar cuando hay que ir a hacer la compra o dejar que cocinen con nosotros.

        Permita que haya un periodo de descanso antes de la comida para evitar la fatiga o la sobreexcitación que algunos niños traen del colegio y quitan las ganas de comer.

        En el desayuno y merienda tenga refrigerios variados y nutritivos, permita que los niños elijan. En las comidas principales no se debe elegir, exceptuando el postre cuando se está iniciando el programa de alimentación.
Trastornos alimenticios
        ANOREXIA NERVIOSA: consiste en un comportamiento anormal relacionado con la ingesta de comida y el temor a la obesidad. Se inicia en la adolescencia y la pubertad.

        Se va instaurando el deseo de estar cada vez más delgado y el miedo intenso a incrementar de peso. Las personas que sufren de esta enfermedad tienen una imagen distorsionada de su cuerpo, se ven gordas aun cuando están delgadas, experimentan estados de ansiedad. Se vuelven obsesivos con el ejercicio, las comidas y las dietas.

        Utilizan productos “diet o light” y tienen un manejo exhaustivo de las calorías y las grasas. Los síntomas son, bajo peso, amenorrea, fatiga, hipotensión, intolerancia al frío, perdida del cabello, índice de masa corporal por debajo de 17, cansancio, constipación, alteraciones cardíacas, piel seca, uñas frágiles, edemas y osteoporosis.
        El tratamiento deberá ser nutricionistas, psicólogos y médicos.

        BULIMIA NERVIOSA: atracones y purgas, comienza en personas obesas o de peso normal que tienen el deseo de adelgazar. Suelen empezar dietas estrictas que al no poderlas terminar comienzan los atracones o grande comilonas generando culpa y malestar seguidos de un método compensatorio. Un atracón objetivo consiste en la ingesta desmedida de gran cantidad de comida. Presentan dos características fundamentales, la pérdida del control de la situación y la sensación de culpa. Un atracón subjetivo es el que describe a la persona bulimica con la misma sensación de culpa, pero sin llegar a comer una cantidad excesiva. Los síntomas pueden ser imperceptibles ya que la persona lo oculta. Su preocupación los lleva a usar laxantes, de droga que inducen los vómitos y diuréticos. El esfuerzo para vomitar puede causar la rotura de vasos sanguíneos en los ojos y se manifiestan fuertes dolores de estómago con alteraciones del esófago. Los dientes muestran proporción a generar caries, y las encías infectadas son comunes por la ingesta de dulces. El tratamiento consiste en disminuir en forma gradual los atracones, incorporar las cuatro comidas esenciales, incorporar alimentos ricos en hidratos de carbono, pautar ingestas diarias de alimentos que contengan harina, hidratos d carbono y grasas.
        OBESIDAD: se manifiesta en la acumulación de grasas en el tejido subcutáneo, así como en otras zonas del organismo. Esta enfermedad es un factor de riesgo para las afecciones cardiovasculares, la diabetes y la formación de cálculos en las vesículas. La obesidad se considera en algunas ocasiones, como un síntoma que genera  desequilibrio metabólico y energético, que pueden originarse por múltiples causas. Para que se desarrolle en el ser humano, debe existir la intervención entre los factores.

        DESNUTRICIÓN: se puede definir como una enfermedad inespecífica, porque presenta síntomas variados como adelgazamiento y palidez, afecta todos los órganos y sistemas del cuerpo y es, potencialmente reversible. En especial la desnutrición provoca disminución de la tensión arterial, hipoglucemia y retardo del crecimiento en los niños.
En los países más carentes de recursos o en las zonas marginales de los países desarrollados, la pobreza y la falta de empleo son algunos condicionantes de una alimentación insuficiente.

        ANOREXIA: proviene del griego a-/an- (negación) + orégo (tender, apetecer). Es un síntoma frecuente en multitud de enfermedades y situaciones fisiológicas consistente en la disminución del apetito, lo que puede conducir a una disminución de la ingesta de alimentos.

        La causa más común de anorexia es la propia saciedad tras la ingesta de alimentos. A esta situación fisiológica se la denomina anorexia postprandial.

        Puede aparecer en infecciones generalizadas, en inflamaciones de la mucosa intestinal (enfermedad de Chron, colitis ulcerosa) procesos neoplásicos, en la demencia o en trastornos psicológicos como la depresión o la anorexia nerviosa, siendo, por sí solo poco específico para la obtención de un diagnóstico.

        El abuso de determinadas drogas también puede provocar la aparición de la falta de apetito, fundamentalmente con aquellas estimulantes del sistema nervioso central. Es también un efecto secundario de algunos fármacos (antidepresivos, Metilfenidato, etc) los cambios que provocan al cuerpo son:
· Se baja el esófago al estómago.
· Como el cuerpo también necesita de las grasas, absorbe las acumuladas y reduce el peso.
· Puede llegar a hacer daños que provoquen hasta la muerte de la persona.
·

        ANEMIA: La anemia es una enfermedad de la sangre que es debida a una alteración de la composición sanguínea y determinada por una disminución de la masa eritrocitaria que condiciona una concentración baja de hemoglobina (ver los parámetros estándares). Rara vez se registra en forma independiente una deficiencia de uno solo de estos factores. La anemia es una definición de laboratorio que entraña un recuento bajo de eritrocitos y un nivel de hemoglobina o hematocrito menor de lo normal.
Hábitos alimenticios en la escuela

        El hábito de la alimentación se forma en la familia, se refuerza en la escuela y sufre cambios no favorables con la influencia de la publicidad que ejercen algunas empresas productoras de alimentos.

        Los niños son el reflejo de los padres, por lo que si en casa se les brinda una alimentación saludable, baja en azúcar y grasa saturada, y alta en frutas y verduras, aprenden a disfrutar y preferir estas comidas.

        La modificación de la conducta alimenticia no es tarea fácil, pero sí posible, siendo las primeras etapas de la vida el mejor momento para el cambio.

        Establecer un horario regular para la comida, ofreciendo tres o cuatro clases de alimentos nutritivos en porciones pequeñas, y además, que en el desayuno, se incluya leche, preferentemente sin grasa, avena, frijol y frutas, por ejemplo.

        Junto a una dieta sana y balanceada, es importante inculcar en los niños el hábito de la actividad física periódica y destacó que de hecho el IMSS, dentro de su estrategia PREVENIMSS, ha establecido programas muy dirigidos al logro de una mejor salud basada en alimentos y ejercicio físico.



INTERNACIONAL
        La educación en nutrición, entendida como la combinación de experiencias de aprendizaje diseñadas para facilitar la adopción voluntaria de conductas alimentarias y otras conductas relacionadas con la nutrición que conduzcan a la salud y el bienestar, ha sido reconocida como uno de los elementos esenciales para contribuir a la prevención y control de los problemas relacionados con la alimentación en el mundo (FAO/OMS, 1992; FAO, 1995; Contento et al., 1995).
Frente a la diversidad de factores ambientales que afectan la calidad de la alimentación, se considera que la educación en nutrición en la escuela representa una manera eficiente de alcanzar a un amplio sector de la población, que incluye no sólo a los niños y jóvenes, sino también a sus maestros, sus familias y la comunidad de la que forman parte (OMS, 1998).
       
        Los niños en edad escolar consituyen uno de los grupos prioritarios que deben recibir una educación en nutrición; es particularmente importante impartir esta formación de forma efectiva porque:
  • una nutrición apropiada es fundamental para el desarrollo físico y mental de niños y adolescentes;
  • los escolares son consumidores actuales y futuros que necesitan información y educación específicas para adquirir patrones alimentarios saludables y perdurables;
  • como futuros padres, los escolares jugarán un importante papel en el desarrollo de sus descendientes;
  • como miembros de la unidad familiar, los escolares constituyen un importante vínculo entre la escuela y el hogar, así como con la comunidad (FAO, 1998).

        El propósito de la educación en nutrición en la escuela es lograr que los niños adquieran una capacidad crítica para elegir una alimentación saludable en un mundo que cambia rápidamente y en el cual se observa una continua diversificación de los alimentos procesados y una pérdida de los estilos de alimentación familiar. Se estima que los enfoques basados en los alimentos, que reflejan los cambios del contexto sociocultural en que viven los escolares, tienen mejores posibilidades de ayudar a éstos y a otros niños y adultos. Al desarrollar en los escolares hábitos de alimentación saludables, se contribuye a su desarrollo físico, mental y social y a la prevención de las enfermedades relacionadas con la dieta (OMS, 1998; FAO, 1998; FAO/OMS, 1995).

        En el ámbito de las actividades destinadas a promover o reforzar la incorporación de la educación en nutrición en las escuelas primarias de los países en desarrollo, la FAO y el Centro de Nutrición de los Países Bajos prepararon, con el propósito de reunir información sobre el estado actual de la educación en nutrición en las escuelas primarias, un cuestionario que la FAO envió a 55 países de Asia, África, América Latina, el Caribe y el Cercano Oriente. Como complemento a este cuestionario, se pidieron los planes de estudios, programas y materiales didácticos utilizados, y documentos de políticas y resultados de proyectos llevados a cabo con éxito.
CARACTERÍSTICAS DEL CUESTIONARIO
        Se preparó un cuestionario semiestructurado, cuyas preguntas se agruparon de la siguiente manera:
·       información general sobre la persona y la institución;
·       contexto general de la educación en nutrición en las escuelas primarias, incluyendo la mención de políticas y programas nacionales y sus características; opiniones sobre la calidad de la educación en nutrición y sus limitaciones; y enumeración de los materiales que las escuelas desearían que la FAO produjese;
·       formación y capacitación de los profesores en educación en nutrición;
·       uso de guías o normas alimentarias y/o de recomendaciones nutricionales de carácter nacional, tanto para la educación en nutrición como para los proveedores de servicios de alimentación escolar;

        DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Aunque la muestra no es representativa, el alto porcentaje de respuestas a la encuesta (el 91 por ciento de los países), así como el hecho de que los organismos entrevistadores recibieron programas y materiales enviados por los países que cuentan con ellos, ha permitido recolectar una valiosa información que demuestra el interés que despierta el tema de la educación en nutrición en las escuelas primarias.

        Cuando existen políticas para la enseñanza de la nutrición en las escuelas, establecidas por el ministerio de educación, dicha enseñanza forma parte de las políticas generales de educación y promoción de la salud. Sin embargo, en este caso la enseñanza en nutrición no es una materia obligatoria con un tiempo asignado en forma específica. Una política para la enseñanza nutricional en las escuelas primarias ciertamente no es suficiente para hacer que la educación sea más efectiva, pero puede ayudar a una mayor comprensión de la necesidad de la educación en nutrición como una materia que merece atención por sí misma y a la cual es preciso dar mayor apoyo para su implementación en las escuelas.

        La mayoría de los encuestados indicó que en su país se utilizan métodos tradicionales para la educación en nutrición en la escuela. En la actualidad, se reconoce que si bien se han logrado aumentos significativos en los conocimientos de nutrición de los niños, los enfoques basados en la diseminación de información o en un modelo cognitivo de la educación en nutrición no han tenido un efecto importante sobre las actitudes y conductas relacionadas con los alimentos (Contento et al., 1995). En la década de los noventa, se han incorporado en los programas modelos educativos destinados a lograr cambios de conducta; éstos surgieron como parte de los programas de prevención de los factores de riesgo de las enfermedades crónicas, e incluyen actualmente no sólo la prevención de las enfermedades, sino también estrategias orientadas a aumentar la variedad de la alimentación y a reforzar los factores que permitan alcanzar otras conductas alimentarias afines (Luepker et al., 1996; Walter et al., 1988).

        Muy pocos países informaron tener un horario asignado para la enseñanza en nutrición (3 a 32 horas) en algunos años de la enseñanza primaria. Una revisión de los resultados de los programas de la década indica que para lograr cambios de conducta, el tiempo destinado debería ser de al menos 50 horas anuales, con una continuidad de año en año y en un contexto de coherencia respecto a todos los programas de la escuela (Contento et al., 1995).

        La falta de capacitación en educación en nutrición de los profesores representa quizá el aspecto más crítico de los resultados de la encuesta. En efecto, menos de la mitad de los países de América Latina y Asia indicó que la formación de los maestros incluye materias relacionadas con la nutrición. Los resultados menos negativos se registraron en el Caribe, África y el Cercano Oriente. Sin embargo, en cuanto a la capacitación en el servicio y los programas de actualización, la insuficiencia en este tipo de capacitación es incluso más aguda. En los países que cuentan con programas adecuados, la capacitación es esporádica y no cubre las necesidades. La implementación de políticas y programas nacionales de educación en nutrición en las escuelas sólo es posible si en los países, además de existir apoyo político y recursos asignados, se cuenta con maestros que disponen de los conocimientos y de la motivación necesaria para incorporar con éxito los contenidos y nuevos enfoques educativos.

        La enseñanza en nutrición en las escuelas primarias se ha venido promoviendo desde hace varias décadas (FAO, 1968 y 1971). Sin embargo, se observa que las limitaciones y problemas para lograr que las escuelas contribuyan efectivamente a la formación de conductas alimentarias y de vida saludables en el niño y su familia continúan siendo los mismos. Si se desea lograr que los niños adquieran la capacidad de adquirir hábitos alimentarios saludables, es necesario consolidar los esfuerzos. El apoyo de los niveles de decisión; la implementación de iniciativas para capacitar a los profesores mediante programas sistemáticos, con suficiente cobertura y continuidad; la inclusión de contenidos de nutrición en los currículos de la escuela, con asignación de suficiente tiempo y un enfoque orientado a lograr cambios de conducta más que a sólo aumentar los conocimientos, constituyen hoy, más que nunca, una necesidad para enfrentar los problemas nutricionales y prevenir las enfermedades crónicas relacionadas con la dieta. Para lograr este objetivo, la educación representa la mejor estrategia.

MÉXICO
        De acuerdo a un estudio realizado a padres de familia de todo el país por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), reveló que el 61 por ciento de los niños, compra golosinas, frituras y jugos envasados al salir de la escuela, mientras que el 25 por ciento consume frutas y verduras.

        La encuesta aplicada a padres de familia de todo el país, reveló también que 76 por ciento de los niños consume pan y cereal en la cena; 75 por ciento, lácteos; 56 por ciento, alimentos preparados en casa, y sólo 25 por ciento, frutas y verduras.

        A la pregunta sobre el tiempo que los niños destinan al deporte, 44 por ciento de los padres de familia dijeron que sus hijos no hacen ejercicio; 30 por ciento indicó que lo hacen de 4 a 6 horas en promedio por semana; 21 por ciento, de 1 a 3 horas por semana, y 5 por ciento, 7 o más horas semanales.

        Asimismo, 70 por ciento de los padres de familia informó que sus niños ven televisión o juega videojuegos de 1 a 3 horas en promedio diariamente; 22 por ciento lo hace de 4 a 6 horas cada día; 7 por ciento ninguna, y 1 por ciento más de 3 horas al día.

        En ese sentido, el estudio reveló que casi tres cuartas partes de los encuestados (74 por ciento) mencionó que su hijo(a) compra alimentos y/o bebidas en la escuela, principalmente, golosinas (55 por ciento), jugos envasados (52 por ciento) y frituras (48 por ciento).

        El 79 por ciento de los padres encuestados fueron de género femenino y 21 por ciento masculinos. Además, 77 por ciento de ellos tuvo como estado civil el casado, 15 por ciento soltero y 8 por ciento divorciado.

        Asimismo, 52 por ciento de los padres manifestó tener un nivel de licenciatura, 15 por ciento bachillerato, 14 por ciento posgrado, 13 por ciento carrera técnica, 5 por ciento secundaria y 1 por ciento primaria, siendo la mayoría de ellos empleados en 68 por ciento, seguido de amas de casa en 17 por ciento, trabajadores por cuenta propia en 7 por ciento, comerciante o empresario en 4 por ciento, y desempleado en 1 por ciento.
       
        Por último, respecto al nivel de ingreso familiar, 43 por ciento de los padres revelaron un nivel alto, 33 por ciento un nivel medio, 19 por ciento un nivel bajo, y 5 por ciento prefirió no decir.

        Con el inicio de clases, inicia también la segunda etapa de Lineamientos para el expendio o distribución de alimentos y bebidas en los planteles escolares de educación básica, expedidos por la Secretaría de Educación Pública y la Secretaría de Salud, demostrándose que no han logrado modificar los hábitos alimentarios de los niños al interior de los planteles de educación básica ya que sólo se venden en ellos un 7% de las frutas y verduras que se estimó deberían ser comercializados en preescolar, primaria y secundaria. Al mismo tiempo, la reformulación de los alimentos y bebidas altamente procesados que entran en la segunda etapa de los Lineamientos está exponiendo a los niños y las niñas a nuevos riesgos en salud, así como manteniendo otros asociados al uso intensivo de aditivos artificiales.

        Programas de salud reconocen la importancia de la reducción del contenido de azúcar, grasas y sal en los productos, pero critica fuertemente la permanencia en las escuelas de alimentos que no son recomendables, con edulcorantes, colorantes y saborizantes artificiales, y que desplazan el consumo de alimentos naturales.  

        Sin cambio en hábitos alimentarios: De las 6 mil 500 toneladas de frutas y verduras que deberían distribuirse en más de 120 mil planteles para atender a 25 millones de escolares de preescolar, primaria y secundaria sólo se consume el 7%. De acuerdo a la Subsecretaría de Fomento a los Agronegocios de la Sagarpa el mercado potencial para la comercialización de productos frescos en las escuelas es de 1 mil millones de pesos. De acuerdo a estudios realizados el principal obstáculo a su comercialización es la permanencia de los alimentos altamente procesados que se imponen en el gusto de los niños sobre los naturales. “El impulso que podría dar al campo, a los agricultores, a las economías locales y regionales, el abasto de las escuelas a través de la producción agrícola local podría crear muchísimos más empleos que los que supuestamente se perderían  en los grandes monopolios de la comida chatarra que no sólo dañan la salud de los escolares, también la economía de las familias y las comunidades”.

        Los recursos públicos rebasados: La Secretaría de Salud estima que para el 2017, dentro de seis años, el costo para el sistema de salud provocado por las enfermedades asociadas con la obesidad será de 170 mil millones de pesos, es decir, en palabras del Dr. Córdova Villalobos “todo el presupuesto de la Secretaría de Salud será dedicado a una enfermedad y sus complicaciones”.  De tal modo, esta situación es consecuencia de que el gobierno mexicano no ha desarrollado una política integral de salud alimentaria que realmente regule los alimentos en las escuelas, prohíba la publicidad de estos productos dirigida a los niños, establezca impuestos a estos productos para introducir agua potable a través de bebederos en escuelas y espacios públicos,  y establezca etiquetados realmente orientadores en los productos, como principales medidas”.
       
        Los viejos riesgos químicos recientemente reconocidos: La mayor parte de los productos autorizados para la segunda etapa de los Lineamientos contienen colorantes identificados como generadores de hiperactividad y déficit de atención en la población infantil. Se ha reclamado a la Secretaría de Educación Pública la salida de estos productos de las escuelas y a la Secretaría de Salud el etiquetado de todos los productos que los contengan.

        La permanencia de los alimentos altamente procesados se mantienen y agudizan riesgos en salud por los aditivos químicos (edulcorantes, colorantes y saborizantes artificiales) y se prolongan los malos hábitos alimentarios: no se promueve la hidratación a través de agua ni aumenta el consumo de frutas y verduras en las escuelas. De esta manera, no se cumple el objetivo central de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), del Acuerdo Nacional por la Salud Alimentaria, ni de los propios Lineamientos: promover buenos hábitos alimentarios y el consumo de alimentos saludables”. 

         “Como se sabe, el consumo desmesurado de comida ‘chatarra’ representó el año pasado ganancias que ascendieron a 672 mil millones. De estas, 20 mil millones se concentran en escuelas, que constituyen centros de venta con clientes vulnerables cautivos, cuya expansión podría ser ilimitada. Se calcula que por lo menos 30 mil millones de pesos fueron destinados a atender a pacientes de diabetes mellitus: situación que sólo se intensificará mientras se siga favoreciendo el interés particular de los grandes consorcios y sus facilitadores en todos los niveles de gobierno”.
ESTATAL
        Con el propósito de continuar con el impulso de nuevos hábitos de alimentación en alumnos de educación básica para combatir la obesidad y el sobrepeso, las Secretarías de Educación y de Salud de Gobierno del Estado, con la participación de los padres de familia, difunden y dan seguimiento a las disposiciones para el “Expendio de Bebidas y Alimentos de Consumo Escolar”.

        La coordinación general de Participación Social de la SEGE, destacó que se estima que del total de calorías que los niños consumen en promedio al día en un régimen alimenticio normal, de 1,700 a 2,400, sólo entre un 12 y 20 por ciento (de 250 a 350) lo ingiere en la escuela, por lo que se concluye que la obesidad y sobrepeso fundamentalmente se origina en el hogar o en la calle.

        Por ello, consideró el cambio de hábitos alimenticios es un proceso paulatino que involucra a toda la sociedad y no sólo a las escuelas, pues es una transformación cultural y como tal es compleja que no se da de la noche a la mañana y la cual requiere de la participación de los padres de familia, pues debe iniciar y concluir en el hogar.

        Dijo que la estructura educativa y jurisdicciones sanitarias de la Secretaría de Salud trabajan con las escuelas para que se ofrezcan alimentos saludables.

        Indicó que en las escuelas se ha distribuido material informativo impreso, como: el Manual para Preparación de Alimentos; Cómo Preparar un Refrigerio; Guía de Directivo y Docente, además se han mandado imprimir 20 mil ejemplares que se distribuirán en los próximos meses.

        Señaló que también se desarrollan en las escuelas acciones complementarias como la activación física y el consumo de productos de amaranto a través de las cooperativas, para lo que se echarán a andar, de manera piloteada, en algunas parcelas escolares, el cultivo de amaranto, de manera que nos permita que las escuelas consuman el propio producto, lo que se va a arrancar en secundarias técnicas.

        Asimismo informó que desde 2011 pasantes de servicio social de la UASLP y 20 Centros de Salud, apoyan a las cooperativas escolares orientando a padres de familia y a alumnos detectados con sobrepeso u obesidad.

        También dijo que de manera coordinada con el DIF Estatal se implementa el Programa de Espacios de Alimentación en donde la participación comunitaria, esto es, madres de familia, preparan alimentos sanos y saludables con menús recomendados por nutriólogos.

        En San Luis Potosí con el propósito de continuar con el impulso de nuevos hábitos de alimentación en alumnos de educación básica, para combatir la obesidad y el sobrepeso, las Secretaría de Educación y la Secretaría de Salud de Gobierno del Estado, con la participación de los padres de familia, difunden y dan seguimiento a las disposiciones para el "expendio de bebidas y alimentos de consumo escolar.

        Por lo tanto, consideró que el cambio de hábitos alimenticios, es un proceso paulatino que involucra a toda la sociedad y no sólo a las escuelas, pues es una transformación cultural y compleja, la cual requiere de la participación de los padres de familia, pues las acciones deben iniciar y concluir en el hogar.

        Dijo que la estructura educativa y las jurisdicciones sanitarias de la Secretaría de Salud trabajan con las escuelas para que se ofrezcan alimentos saludables.

        Señaló que también se desarrollan en las escuelas acciones complementarias como la activación física y el consumo de productos de amaranto a través de las cooperativas, para lo que se echará a andar de manera piloteada en algunas parcelas escolares el cultivo de amaranto, de manera que permita que las escuelas consuman su producción.

        Asimismo, informó que desde el 2011 pasantes de servicio social de la U.A.S.L.P. y 20 Centros de Salud, apoyan a las cooperativas escolares orientando a padres de familia y a alumnos detectados con sobrepeso u obesidad.

        También dijo que de manera coordinada con el DIF Estatal se implementa el "Programa de Espacios de Alimentación" en donde madres de familia, preparan alimentos sanos y saludables con menús recomendados por nutriólogos.

        Más del 14 por ciento de la población rural sufre desnutrición por los malos hábitos alimenticios y las condiciones económicas, ya que en la actualidad sale más caro comprar un litro de leche que un refresco de cola, y aunque en la región se tienen platillos saludables y económicos, no son aprovechados adecuadamente, se dijo en una exposición por el Día Mundial de la Alimentación.
       
        En San Luis Potosí buscarán la integración de Licenciados en Nutrición en los diferentes niveles educativos para fomentar buenos hábitos alimenticios en los niños.

        Frente a los problemas de obesidad infantil que existen en el país y en San Luis Potosí, la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) impulsará la integración de profesionistas en nutrición para mejorar los hábitos alimenticios de los menores.
      
        La secretaría de Asuntos Escolares de la Facultad de Medicina, señaló que en la institución se está realizando “mucha investigación en la parte clínica en diabetes mellitus y obesidad infantil, porque es un problema que ya está aquí y poco se ha hecho”.

        Destacó que además de la investigación en este tema, es necesaria la prevención “sobre todo en el área educativa”, por lo que se está buscando la integración de Licenciados en Nutrición en centros educativos desde preescolar “para que desde ahí el niño aprenda a comer”.

        Lo anterior porque dijo, al niño se le está exigiendo ser delgado pero no se le enseña a comer, es decir, la propia familia tiene malos hábitos alimenticios que el niño aprende y que lo llevan a presentar obesidad o sobrepeso.
Con esta medida de fomentar la alimentación saludable en los niños, también se pretende influir en el resto de la familia, “porque los niños son muy dados a señalar a los errores de los papás en ese sentido”.

        En este mismo sentido se está buscando la integración de una lista de alimentos que por su alto contenido calórico y bajo nivel nutritivo, se propondrá salgan de las cooperativas escolares.
LOCAL
        En el municipio de Cedral, S. L. P. y en sus alrededores se observa también los malos hábitos alimenticios, el cual es un problema que se ve en todo el mundo.

        Este problema se observa dentro de las escuelas Primarias ya que los alumnos consumen alimentos nadas saludables, es decir, alimentos chatarra.

        Este problema no surge en la escuela, este problemas viene desde la casa, ya sea porque los padres de familia tengan esos mismos malos hábitos alimenticios, por falta de tiempo de los padres de familia para alimentar a sus hijos o por el simple hecho de despreciar los alimentos saludables.

        Esta información fue obtenida gracias a encuestas realizadas a maestros y padres de familia, y además se obtuvo información muy relevante durante las jornadas de observación.

        La mayoría de los niños consumen en las escuelas comida chatarra y alimentos muy grasosos que los padres de familia les ofrecen a sus hijos durante la hora del receso. Estos alimentos grasosos y comida chatarra también se ofrecen en las tienditas de las escuelas, dando lugar a que no exista una alimentación adecuada y por lo tanto, no hay buenos hábitos alimenticios.

        Los docentes mencionan que quizá, no es problema de las escuelas que existan malos hábitos alimenticios, aunque colaboran mucho para ello, éstas establecen que el gobierno plantea programas de salud y buena alimentación pero que nunca los ponen en práctica.


        Los padres de familia son los que influyen de manera considerable para que sus hijos tengan malos hábitos alimenticios, aunque sea de forma involuntaria, pero lo hacen y a causa de esto les están haciendo un daño a sus hijos.

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