Antecedentes
Los hábitos alimenticios se transmiten de padres a hijos y están
influidos por factores como el lugar
geográfico, el clima, la vegetación, la disponibilidad
de la región, costumbres y experiencias, pero también tienen que ver la
capacidad de adquisición, la forma de selección y preparación de los alimentos y la manera de consumirlos
(horarios, compañía).
Los alimentos son lo único que proporciona energía y diversos
nutrimentos necesarios para crecer sanos, fuertes y poder realizar las
actividades diarias. Ninguna persona logra sobrevivir sin alimento y la falta
de alguno de los nutrimentos ocasiona problemas graves en la salud.
Sin embargo, no se trata de comer por
comer, con el único fin de saciar el hambre, sino de obtener por medio de los
alimentos, los nutrimentos necesarios para poder realizar todas nuestras
funciones según la actividad física que se desarrolle, el sexo, la edad y el estado de salud.
La
alimentación de los niños y niñas debe ser:
Completa,
incluyendo en los tres alimentos principales del día: desayuno, comida y cena,
alimentos de los tres grupos:
-Cereales y tubérculos que
proporcionan la energía para poder realizar las actividades físicas, mentales,
intelectuales y sociales diarias.
-Leguminosas y alimentos de origen animal que
brindan proteínas para poder crecer y reparar los tejidos del cuerpo.
-Frutas y verduras, que
contienen vitaminas minerales para conservar la salud y que el cuerpo funcione
adecuadamente.
-Agua, para
ayudar a que todos los procesos del cuerpo se realicen en la forma correcta y
porque ella forma parte de nuestro cuerpo en forma importante.
Todos los alimentos contienen
nutrimentos, pero es importante conocer cuáles contiene cada uno de ellos, para
combinarlos en cada comida y evitar que alguno de ellos falte.
Los alimentos naturales obviamente
tienen mayor cantidad y calidad en
sus nutrimentos, por lo que la comida chatarra, no debe ocupar el primer lugar
de consumo, aunque facilite las tareas de quienes preparan la comida.
Equilibrada, es decir cada
comida debe contener en igual cantidad alimentos de los tres grupos. En nuestra cultura, se
exagera del consumo de carne y se dejan a un lado los cereales, verduras
y frutas, favoreciendo así la obesidad y muchos problemas por la falta
de vitaminas y minerales.
Higiénica, para prevenir enfermedades infecciosas
se debe cuidar mucho la calidad, frescura y forma de preparación de los
alimentos. El lavado de manos antes de prepararlos y comerlos es un hábito que
debe fomentarse en los niños desde muy pequeñitos.
Suficiente, esto con relación a
cubrir las necesidades de nutrimentos, más que a comer mucho. Cada persona
tiene capacidad diferente para comer y no se debe imponer la misma cantidad a
todos, esto en lugar de beneficiar, ocasiona muchos problemas en las comidas
familiares.
Variada. Es importante que los
niños aprendan a comer de todo y si hay algo que no les gusta (que nos suceda a
todos) tratar de no darlo y buscar un alimento sustituto de los nutrimentos que
contiene. Lo importante son los nutrimentos, no el tipo de alimento
en especial.
Lo más frecuente que se puede observar
como mal hábito alimenticio es el no poseer un horario establecido para comer,
que se ve presente en la mayoría de los jóvenes al igual que muchos de los
jóvenes ingieren más de lo necesario y muchas veces lo que ingieren no les
proporciona ninguna energía para su desarrollo y solo son grasas saturadas
que costaran que salgan de sus organismos que pueden ocasionarles múltiples
enfermedades en sus cuerpos.
Lo
que nunca puede faltar
Las comidas que vienen hechas con
figuras son ideales para alcanzar el objetivo de una alimentación sana, que
incluya diversión. Por ejemplo, los pequeños comen más fácil la pasta, si viene
con formas de animales y mientras tanto, se nutren sanamente con el alimento
que les provee las calorías necesarias para reponer la energía que gastan en
todas sus actividades.
No pueden faltar los lácteos en la
alimentación infantil. Ojo: no siempre los productos llamados buenos, como
yogures con probióticos, son ideales para todas las edades.
Para hacer más divertida la
alimentación, cuando se les ofrezca comida se les pueden estimular sus
habilidades. Una pitahaya para que ellos toquen su textura puntiaguda, una
granadilla para que se emocionen con los colores; plátano asado en cubos
grandes para que disfruten sus formas.
Para dar los lineamientos nutricionales
adecuados, se recomienda visitar al nutricionista por los menos una vez cada
tres meses.
No olvidemos que como padres debemos
dar ejemplo a nuestros hijos, no pasemos por alto que antes de servirnos los
alimentos debemos dar gracias a Dios por los mismos, que esa práctica se torne
una sana costumbre en la familia.
Errores
que debes evitar
Todos los alimentos contienen
nutrimentos, pero es importante conocer
cuáles contiene cada uno de ellos, para combinarlos en cada comida
y evitar que alguno de ellos falte.
Los alimentos naturales obviamente
tienen mayor cantidad y calidad en sus nutrimentos, por lo que la comida
chatarra, no debe ocupar el primer lugar de consumo, aunque facilite las tareas
de quienes preparan la comida.
Otro error frecuente es
consumir alimentos ricos en azúcares o aperitivos dulces. El exceso de
azúcar con frecuencia favorece la aparición
de caries y también puede facilitar la aparición de la obesidad, ya
que aumenta el valor calórico de la dieta.
El reparto energético de la comida también suele ser
incorrecto. El desayuno debería
contener el 25% de las calorías totales. Un desayuno completo debería
incluir lácteos (leche, yogur u otros), cereales, galletas o tostadas, fruta o
jugo y opcionalmente complementos (mantequilla o margarina, mermelada, miel,
jamón).
Picar
entre comidas es otro gran error. Lo peor es que entre los
alimentos que suelen consumirse se encuentran los snacks, papas fritas y
similares, así como repostería con grasas saturadas y trans.
Debe evitarse el consumo frecuente de
dulces, refrescos, tocino, pasteles, chetos, papas fritas, hot dogs, salami y
chocolate, entre otros productos que por su sabor y presentación, son muy
atractivos para los niños, pero no tienen valor nutricional alguno y sí en
cambio, alto contenido calórico y graso.
Recomendaciones para la buena
alimentación de los niños
Los padres son los primeros maestros de
sus hijos. Tienen tanto que enseñarles en la vida uno de los conocimientos más
importantes que puedes transmitirle a un hijo es que aprenda a comer bien. Esto
implica no solamente que aprenda a escoger aquellos alimentos que favorecen su
salud, sino a desarrollar una actitud sana y positiva ante la alimentación en
general.
- Crea
un ambiente agradable en torno a la mesa. La
comida alimenta el cuerpo y el entorno alimenta el espíritu. Haz que tu
familia se reúna a comer al menos una vez al día. Aprovecha para compartir
lo ocurrido en la casa, la escuela o el trabajo y estrecha así la
comunicación y la unión familiar. Involucra a los niños a que pongan
la mesa y a que te ayuden en pequeños quehaceres como a preparar la
ensalada o a servir el agua. Usa esa vajilla nueva que tienes
guardada, y el mantel o los individuales de colores bonitos. No hay por
qué esperar a una ocasión “especial” para estrenarlos. ¡Hazlo hoy mismo!
- Evita
que tus hijos se acostumbren a comer frente al televisor.
Comer es también una actividad social, ideal para compartir, no para
aislarse. Además de que frente al televisor se come de más, es una mala
costumbre que debes eliminar de tu entorno familiar. Si es posible, evita
también los teléfonos celulares.
- No
restrinjas los alimentos. ¿Tú hijo tiene
sobrepeso? En lugar de “quitarle” comida, prepárale comidas más ligeras y
saludables y estimúlalo a hacer ejercicio. Si desde que es muy pequeño le
restringes los alimentos, aumentarán las probabilidades de que desarrolle
enfermedades como la bulimia y la anorexia más adelante.
- Tampoco
catalogues a los alimentos como “buenos” o “malos”. Claro
que no le convienen ni las golosinas ni la comida chatarra, pero evita
categorizar a los alimentos porque todo es relativo. En vez de eso,
ayúdalo a asociar lo que come con las actividades que le gustan y le
interesan: la leche fortalece los huesos que le permiten jugar al fútbol;
las frutas contienen vitaminas y antioxidantes que mejoran la apariencia
de su cutis si padece de acné, por ponerte algunos ejemplos.
- Lleva
a tu casa alimentos sanos. Si no compras
alimentos procesados, llenos de grasa y con muchas calorías, tus hijos no
podrán comerlos. En su lugar, coloca frutas en un frutero al alcance de
todos, y ten a la mano verduras cortadas en trocitos en el refrigerador
(hielera). En lugar de galletitas repletas de azúcar, pon en tu alacena o
en la nevera, y bien accesibles cereales, tostadas de pan integral, yogur
y frutos secos.
- Esfuérzate
por explorar nuevas recetas que no sean muy
complicadas pero que ayuden a brindar más sabor y variedad a los alimentos
que sirves a menudo. El pollo, el pavo, y el cerdo magro se prestan de
maravillas para presentarlos de muchas formas. Buscar maneras
novedosas de servir los vegetales, que son por lo general los menos
“populares” entre el público infantil.
- Enséñales
la importancia de un buen desayuno. Es la primera
comida del día y la base para que funcionen bien en la escuela. Si
desde chicos se acostumbran a desayunar, no se saltarán esta importante
comida más tarde en la vida.
- Olvídate
de obligarlos a limpiar el plato. Si el niño se siente lleno,
que pare de comer. Así aprenderá a escuchar y a respetar las señales de su
propio cuerpo. Obligarlo a terminarlo todo le inculcará el mal hábito de
seguir comiendo aunque esté satisfecho.
- No
uses los alimentos como premio o castigo. En lugar
de premiar una buena nota con un helado, o quitarle el postre por portarse
mal, lleva al niño al parque a jugar o limita su horario de televisión.
- Si
tienen edad suficiente, llévalos contigo al supermercado y
pídeles ayuda para seleccionar los alimentos. Aprovecha para enseñarles a
escoger la fruta, las carnes y hasta los postres y explícales de manera
sencilla por qué seleccionas un producto y no otro.
11. Para la comida es importante agregar
cinco tipos de frutas y verduras, entre las más importantes
en cuanto a nutrientes se encuentran brócoli, naranjas, arándano, piña,
manzana, tomate, melón, mango, plátanos, uvas y aguacate.
En
la creación de hábitos, es recomendable que prediques con el ejemplo. Así los
hijos no recibirán mensajes contradictorios. Recuerda siempre que lo que vean y
aprendan a hacer ahora serán los patrones de su vida en el futuro. Enséñalos
día a día a valorar positivamente los alimentos y a disfrutar de una cena o
almuerzo en familia. Así serán mucho más saludables tanto mental como físicamente.
Cómo
fomentar buenos hábitos alimenticios en los niños
Si piensa que su hijo/a come poco,
primero haga un registro de lo que en realidad come. Puede que coma lo
suficiente y, por tanto, no deba preocuparse. Anote horas/veces en las que come
algo, cantidades y tipos o variedad de alimentos.
Parta de la premisa que no todo el
mundo necesita comer lo mismo y hable con el pediatra de las cantidades
adecuadas para la edad y las características de su hijo/a.
Haga de las horas de comer momentos
relajados y agradables. Siente al niño en la mesa cuidando que haya un ambiente
agradable: iluminación, un plato divertido o apetecible a la vista, un vaso con
un dibujo animado, conversación agradable y sonrisas. Puede incluso adornar la
mesa con adornos divertidos. Prohibido gritar o pelearse en la mesa. Si ha
observado que ciertos objetos, juguetes o situaciones distraen demasiado a su
hijo, retírelos. La hora de comer es para comer, no se juega ni se ve la
televisión. Se puede permitir al niño mantener un juguete en la mano o cerca de
él. Hable de cosas agradables con su hijo mientras come, cuéntele un suceso
divertido del día o cántele una estrofa de una canción si es pequeño. No
insista una y otra vez en que coma, él ya sabe que es la hora de comer. No haga
comentarios continuos si el niño no come, recuérdele alguna vez el refuerzo o
la actividad agradable que le espera para después de comer y/o que el tiempo de
comida se está acabando, pero no lo haga con demasiada insistencia sólo 1 ó 2
veces máximo. Refuerce o alabe si está comiendo pero procure hacerlo con
sonrisas y comentarios no directamente relacionados con la comida.
Si es usted el que le da de comer,
espacie los ofrecimientos de la cuchara o de la comida unos 5-10 segundos
después de que ha rechazado una cuchara, después de este tiempo inténtelo de
nuevo.
Instaure una rutina del momento de
comer: comer a la misma hora, en el mismo lugar y con las mismas condiciones
ambientales (por ejemplo la condición de tele apagada hasta que haya terminado
de comer). Elija con cuidado las horas de las comidas si su hijo es pequeño,
piense en adelantar las comidas y las cenas para evitar que a su hijo le entre
sueño antes o durante la comida y ya no quiera comer.
Un horario razonable entre los 3-4 años
es comer a la 1.30-2 y cenar a las 8-8.30.
Para elegir el horario del desayuno,
aconsejamos despertar al niño por las mañanas con el suficiente tiempo para que
pueda esperar a desayunar una vez que se ha despertado del todo después de
vestirse, lavarse o incluso charlar un ratito. Haga que el niño coma con otros
miembros de la familia si es posible.
Haga coincidir el final de la comida
con alguna situación que le guste al niño, por ejemplo un juego de escondite o
cosquillas si es pequeño, ver la televisión, ver un cuento o sacar su juguete
preferido.
Ponga raciones pequeñas,
fundamentalmente si se trata de comida nueva o de comida que a él no le ha
gustado en otras ocasiones. Si el problema de no querer comer es muy serio,
también puede probar a poner comidas que se puedan comer sin cubiertos.
Paulatinamente se irá alternando esta comida con la comida de cuchara.
Varíe durante la semana los alimentos
de cada comida. Evite poner todos los días lo mismo, los niños se cansan.
Si no le gustan ciertos alimentos y
además come muy mal, evite los alimentos que no le gustan los primeros días (no
podemos empezar por todo a la vez) y céntrese solo en que coma sentado, solo y
cantidades normales. Le enseñaremos a comer de todo una vez que coma cantidades
adecuadas de comida y, además, que las coma con gusto y aceptando la rutina de
comer. Podemos intentar que coma alimentos nuevos en horas distintas a las
comidas principales, a modo de aperitivos o como golosinas sueltas.
Póngale comida simple y fácilmente
identificable. A los niños les gusta ver lo que están comiendo. Aconsejamos
además no mezclar alimentos en el mismo plato o la misma cuchara.
Cuando decida incorporar alimentos
nuevos, ponga solamente un alimento nuevo cada vez, junto con otro que le guste
al niño. Para los alimentos que no le gustan, ponga muy poco y siempre
acompañado de otros alimentos que le gustan mucho.
Puede probar a poner platos combinados (no
mezclados) con raciones muy pequeñas y variadas.
Para conseguir que su hijo coma más
cantidades, aumente en un principio en aquellas comidas que más le gusten. Vaya
aumentando progresivamente la cantidad de alimento que le pone en el plato de aquellas
comidas que al niño más le gustan, hágalo poco a poco sin que apenas se note.
Primero hágalo sólo en una de las comidas del día (el almuerzo o la cena, por
ejemplo), comenzando por aquella en la que el niño suele comer más y/o suele
estar de mejor humor o más despierto.
Respete
siempre el número de comidas del día y no añada ninguna más aunque el niño no
haya comido nada en la anterior. No dar de comer entre comidas.
Marque un tiempo razonable para la
comida. Anime al niño a comer pero, si no lo hace, retire la comida después de
que pase un tiempo razonable. Puede disponer de un reloj con alarma, son muy
útiles los “avisadores” o cronómetros de cocina.
Explíquele al niño que hay un tiempo de
comida. Refuerce al niño mientras va comiendo. No le sirva más hasta la próxima
comida. Puede reforzar con un postre especial el acabar a tiempo. Si su hijo es
de los que se levantan de la mesa, tardan mucho en comer, y quieren que usted
vaya detrás con la comida, puede usar un relego de cocina para indicarle que
hay un tiempo límite en el que debe estar sentado. También debemos enseñar que
hay unas horas apropiadas para comer y otras no. Si su hijo tarda mucho porque
esta jugando o viendo la tele mientras come, retire lo que le distrae. Si tarda
mucho porque come a bocados excesivamente pequeños, aumente progresivamente y/o
muy poco a poco hasta cantidades normales.
Acostúmbrele a no levantarse de la
mesa. Si se levanta, ya hemos comentado que usted no debe llevarle la comida
hasta donde se ha ido el niño. Lo mejor es que siga usted comiendo y le dé un
aviso verbal indicándole que la comida se queda fría y/o que el tiempo de
comida se va a acabar y se va quitar la mesa. El niño pierde “tiempo de comida”
y usted debe asegurar que después de ese tiempo no puede picar nada hasta la
próxima comida. En algunos casos puede ser conveniente el obligarle físicamente
a permanecer sentado, consulte con el psicólogo o terapeuta del niño.
Dele a escoger en el postre, procurando
postres muy apetecibles para el niño. Por ejemplo, puede elegir entre un helado
o una chocolatina pequeña si esos son sus alimentos preferidos.
Anímele a que ayude a preparar la
comida. En caso de niños mayorcitos se les puede dejar que ayuden a planificar
las comidas de la semana, ayudar cuando hay que ir a hacer la compra o dejar
que cocinen con nosotros.
Permita que haya un periodo de descanso
antes de la comida para evitar la fatiga o la sobreexcitación que algunos niños
traen del colegio y quitan las ganas de comer.
En el desayuno y merienda tenga
refrigerios variados y nutritivos, permita que los niños elijan. En las comidas
principales no se debe elegir, exceptuando el postre cuando se está iniciando
el programa de alimentación.
Trastornos
alimenticios
ANOREXIA NERVIOSA: consiste en un
comportamiento anormal relacionado con la ingesta de comida y el temor a la
obesidad. Se inicia en la adolescencia y la pubertad.
Se va instaurando el deseo de estar
cada vez más delgado y el miedo intenso a incrementar de peso. Las personas que
sufren de esta enfermedad tienen una imagen distorsionada de su cuerpo, se ven
gordas aun cuando están delgadas, experimentan estados de ansiedad. Se vuelven
obsesivos con el ejercicio, las comidas y las dietas.
Utilizan productos “diet o light” y
tienen un manejo exhaustivo de las calorías y las grasas. Los síntomas son,
bajo peso, amenorrea, fatiga, hipotensión, intolerancia al frío, perdida del
cabello, índice de masa corporal por debajo de 17, cansancio, constipación,
alteraciones cardíacas, piel seca, uñas frágiles, edemas y osteoporosis.
El tratamiento deberá ser
nutricionistas, psicólogos y médicos.
BULIMIA NERVIOSA: atracones y purgas,
comienza en personas obesas o de peso normal que tienen el deseo de adelgazar.
Suelen empezar dietas estrictas que al no poderlas terminar comienzan los
atracones o grande comilonas generando culpa y malestar seguidos de un método
compensatorio. Un atracón objetivo consiste en la ingesta desmedida de gran
cantidad de comida. Presentan dos características fundamentales, la pérdida del
control de la situación y la sensación de culpa. Un atracón subjetivo es el que
describe a la persona bulimica con la misma sensación de culpa, pero sin llegar
a comer una cantidad excesiva. Los síntomas pueden ser imperceptibles ya que la
persona lo oculta. Su preocupación los lleva a usar laxantes, de droga que
inducen los vómitos y diuréticos. El esfuerzo para vomitar puede causar la
rotura de vasos sanguíneos en los ojos y se manifiestan fuertes dolores de
estómago con alteraciones del esófago. Los dientes muestran proporción a
generar caries, y las encías infectadas son comunes por la ingesta de dulces.
El tratamiento consiste en disminuir en forma gradual los atracones, incorporar
las cuatro comidas esenciales, incorporar alimentos ricos en hidratos de
carbono, pautar ingestas diarias de alimentos que contengan harina, hidratos d
carbono y grasas.
OBESIDAD: se manifiesta en la
acumulación de grasas en el tejido subcutáneo, así como en otras zonas del
organismo. Esta enfermedad es un factor de riesgo para las afecciones cardiovasculares,
la diabetes y la formación de cálculos en las vesículas. La obesidad se
considera en algunas ocasiones, como un síntoma que genera desequilibrio metabólico y energético, que
pueden originarse por múltiples causas. Para que se desarrolle en el ser
humano, debe existir la intervención entre los factores.
DESNUTRICIÓN: se puede definir como una
enfermedad inespecífica, porque presenta síntomas variados como adelgazamiento
y palidez, afecta todos los órganos y sistemas del cuerpo y es, potencialmente
reversible. En especial la desnutrición provoca disminución de la tensión
arterial, hipoglucemia y retardo del crecimiento en los niños.
En
los países más carentes de recursos o en las zonas marginales de los países desarrollados,
la pobreza y la falta de empleo son algunos condicionantes de una alimentación
insuficiente.
ANOREXIA: proviene del griego a-/an-
(negación) + orégo (tender, apetecer). Es un síntoma frecuente en multitud de
enfermedades y situaciones fisiológicas consistente en la disminución del
apetito, lo que puede conducir a una disminución de la ingesta de alimentos.
La causa más común de anorexia es la
propia saciedad tras la ingesta de alimentos. A esta situación fisiológica se
la denomina anorexia postprandial.
Puede aparecer en infecciones
generalizadas, en inflamaciones de la mucosa intestinal (enfermedad de Chron,
colitis ulcerosa) procesos neoplásicos, en la demencia o en trastornos
psicológicos como la depresión o la anorexia nerviosa, siendo, por sí solo poco
específico para la obtención de un diagnóstico.
El abuso de determinadas drogas también
puede provocar la aparición de la falta de apetito, fundamentalmente con
aquellas estimulantes del sistema nervioso central. Es también un efecto
secundario de algunos fármacos (antidepresivos, Metilfenidato, etc) los cambios
que provocan al cuerpo son:
· Se baja
el esófago al estómago.
· Como
el cuerpo también necesita de las grasas, absorbe las acumuladas y reduce el
peso.
· Puede
llegar a hacer daños que provoquen hasta la muerte de la persona.
·
ANEMIA: La anemia es una enfermedad de
la sangre que es debida a una alteración de la composición sanguínea y
determinada por una disminución de la masa eritrocitaria que condiciona una
concentración baja de hemoglobina (ver los parámetros estándares). Rara vez se
registra en forma independiente una deficiencia de uno solo de estos factores.
La anemia es una definición de laboratorio que entraña un recuento bajo de
eritrocitos y un nivel de hemoglobina o hematocrito menor de lo normal.
Hábitos alimenticios en la escuela
El hábito de la alimentación se forma
en la familia, se refuerza en la escuela y sufre cambios no favorables con la
influencia de la publicidad que ejercen algunas empresas productoras de
alimentos.
Los niños son el reflejo de los padres,
por lo que si en casa se les brinda una alimentación saludable, baja en azúcar
y grasa saturada, y alta en frutas y verduras, aprenden a disfrutar y preferir
estas comidas.
La modificación de la conducta
alimenticia no es tarea fácil, pero sí posible, siendo las primeras etapas de
la vida el mejor momento para el cambio.
Establecer un horario regular para la
comida, ofreciendo tres o cuatro clases de alimentos nutritivos en porciones
pequeñas, y además, que en el desayuno, se incluya leche, preferentemente sin
grasa, avena, frijol y frutas, por ejemplo.
Junto a una dieta sana y balanceada, es
importante inculcar en los niños el hábito de la actividad física periódica y
destacó que de hecho el IMSS, dentro de su estrategia PREVENIMSS, ha
establecido programas muy dirigidos al logro de una mejor salud basada en
alimentos y ejercicio físico.
INTERNACIONAL
La educación en nutrición, entendida
como la combinación de experiencias de aprendizaje diseñadas para facilitar la
adopción voluntaria de conductas alimentarias y otras conductas relacionadas
con la nutrición que conduzcan a la salud y el bienestar, ha sido reconocida
como uno de los elementos esenciales para contribuir a la prevención y control
de los problemas relacionados con la alimentación en el mundo (FAO/OMS, 1992;
FAO, 1995; Contento et al., 1995).
Frente
a la diversidad de factores ambientales que afectan la calidad de la
alimentación, se considera que la educación en nutrición en la escuela
representa una manera eficiente de alcanzar a un amplio sector de la población,
que incluye no sólo a los niños y jóvenes, sino también a sus maestros, sus
familias y la comunidad de la que forman parte (OMS, 1998).
Los niños en edad escolar consituyen
uno de los grupos prioritarios que deben recibir una educación en nutrición; es
particularmente importante impartir esta formación de forma efectiva porque:
- una
nutrición apropiada es fundamental para el desarrollo físico y mental de
niños y adolescentes;
- los
escolares son consumidores actuales y futuros que necesitan información y
educación específicas para adquirir patrones alimentarios saludables y
perdurables;
- como
futuros padres, los escolares jugarán un importante papel en el desarrollo
de sus descendientes;
- como
miembros de la unidad familiar, los escolares constituyen un importante
vínculo entre la escuela y el hogar, así como con la comunidad (FAO,
1998).
El propósito de la educación en
nutrición en la escuela es lograr que los niños adquieran una capacidad crítica
para elegir una alimentación saludable en un mundo que cambia rápidamente y en
el cual se observa una continua diversificación de los alimentos procesados y
una pérdida de los estilos de alimentación familiar. Se estima que los enfoques
basados en los alimentos, que reflejan los cambios del contexto sociocultural
en que viven los escolares, tienen mejores posibilidades de ayudar a éstos y a
otros niños y adultos. Al desarrollar en los escolares hábitos de alimentación
saludables, se contribuye a su desarrollo físico, mental y social y a la
prevención de las enfermedades relacionadas con la dieta (OMS, 1998; FAO, 1998;
FAO/OMS, 1995).
En el ámbito de las actividades
destinadas a promover o reforzar la incorporación de la educación en nutrición
en las escuelas primarias de los países en desarrollo, la FAO y el Centro de
Nutrición de los Países Bajos prepararon, con el propósito de reunir
información sobre el estado actual de la educación en nutrición en las escuelas
primarias, un cuestionario que la FAO envió a 55 países de Asia, África,
América Latina, el Caribe y el Cercano Oriente. Como complemento a este
cuestionario, se pidieron los planes de estudios, programas y materiales
didácticos utilizados, y documentos de políticas y resultados de proyectos
llevados a cabo con éxito.
CARACTERÍSTICAS DEL CUESTIONARIO
Se preparó un cuestionario
semiestructurado, cuyas preguntas se agruparon de la siguiente manera:
·
información general sobre la persona y la
institución;
·
contexto general de la educación en nutrición
en las escuelas primarias, incluyendo la mención de políticas y programas
nacionales y sus características; opiniones sobre la calidad de la educación en
nutrición y sus limitaciones; y enumeración de los materiales que las escuelas
desearían que la FAO produjese;
·
formación y capacitación de los profesores en
educación en nutrición;
·
uso de guías o normas alimentarias y/o de
recomendaciones nutricionales de carácter nacional, tanto para la educación en
nutrición como para los proveedores de servicios de alimentación escolar;
DISCUSIÓN
Y CONCLUSIONES
Aunque la muestra no es representativa,
el alto porcentaje de respuestas a la encuesta (el 91 por ciento de los
países), así como el hecho de que los organismos entrevistadores recibieron
programas y materiales enviados por los países que cuentan con ellos, ha
permitido recolectar una valiosa información que demuestra el interés que
despierta el tema de la educación en nutrición en las escuelas primarias.
Cuando existen políticas para la enseñanza de la nutrición en las
escuelas, establecidas por el ministerio de educación, dicha enseñanza forma
parte de las políticas generales de educación y promoción de la salud. Sin
embargo, en este caso la enseñanza en nutrición no es una materia obligatoria
con un tiempo asignado en forma específica. Una política para la enseñanza
nutricional en las escuelas primarias ciertamente no es suficiente para hacer
que la educación sea más efectiva, pero puede ayudar a una mayor comprensión de
la necesidad de la educación en nutrición como una materia que merece atención
por sí misma y a la cual es preciso dar mayor apoyo para su implementación en
las escuelas.
La mayoría de los encuestados indicó que en su país se utilizan métodos
tradicionales para la educación en nutrición en la escuela. En la actualidad,
se reconoce que si bien se han logrado aumentos significativos en los conocimientos
de nutrición de los niños, los enfoques basados en la diseminación de
información o en un modelo cognitivo de la educación en nutrición no han tenido
un efecto importante sobre las actitudes y conductas relacionadas con los
alimentos (Contento et al., 1995). En la década de los
noventa, se han incorporado en los programas modelos educativos destinados a
lograr cambios de conducta; éstos surgieron como parte de los programas de
prevención de los factores de riesgo de las enfermedades crónicas, e incluyen
actualmente no sólo la prevención de las enfermedades, sino también estrategias
orientadas a aumentar la variedad de la alimentación y a reforzar los factores
que permitan alcanzar otras conductas alimentarias afines (Luepker et
al., 1996; Walter et al., 1988).
Muy pocos países informaron tener un horario asignado para la enseñanza
en nutrición (3 a 32 horas) en algunos años de la enseñanza primaria. Una
revisión de los resultados de los programas de la década indica que para lograr
cambios de conducta, el tiempo destinado debería ser de al menos 50 horas
anuales, con una continuidad de año en año y en un contexto de coherencia
respecto a todos los programas de la escuela (Contento et al.,
1995).
La falta de capacitación en educación en nutrición de los profesores
representa quizá el aspecto más crítico de los resultados de la encuesta. En
efecto, menos de la mitad de los países de América Latina y Asia indicó que la
formación de los maestros incluye materias relacionadas con la nutrición. Los
resultados menos negativos se registraron en el Caribe, África y el Cercano
Oriente. Sin embargo, en cuanto a la capacitación en el servicio y los
programas de actualización, la insuficiencia en este tipo de capacitación es
incluso más aguda. En los países que cuentan con programas adecuados, la
capacitación es esporádica y no cubre las necesidades. La implementación de
políticas y programas nacionales de educación en nutrición en las escuelas sólo
es posible si en los países, además de existir apoyo político y recursos
asignados, se cuenta con maestros que disponen de los conocimientos y de la
motivación necesaria para incorporar con éxito los contenidos y nuevos enfoques
educativos.
La enseñanza en nutrición en las escuelas primarias se ha venido
promoviendo desde hace varias décadas (FAO, 1968 y 1971). Sin embargo, se
observa que las limitaciones y problemas para lograr que las escuelas
contribuyan efectivamente a la formación de conductas alimentarias y de vida
saludables en el niño y su familia continúan siendo los mismos. Si se desea
lograr que los niños adquieran la capacidad de adquirir hábitos alimentarios
saludables, es necesario consolidar los esfuerzos. El apoyo de los niveles de
decisión; la implementación de iniciativas para capacitar a los profesores
mediante programas sistemáticos, con suficiente cobertura y continuidad; la
inclusión de contenidos de nutrición en los currículos de la escuela, con
asignación de suficiente tiempo y un enfoque orientado a lograr cambios de
conducta más que a sólo aumentar los conocimientos, constituyen hoy, más que
nunca, una necesidad para enfrentar los problemas nutricionales y prevenir las
enfermedades crónicas relacionadas con la dieta. Para lograr este objetivo, la
educación representa la mejor estrategia.
MÉXICO
De acuerdo a un estudio realizado a
padres de familia de todo el país por la Procuraduría Federal del Consumidor
(Profeco), reveló que el 61 por ciento de los niños, compra golosinas, frituras
y jugos envasados al salir de la escuela, mientras que el 25 por ciento consume
frutas y verduras.
La encuesta aplicada a padres de
familia de todo el país, reveló también que 76 por ciento de los niños consume
pan y cereal en la cena; 75 por ciento, lácteos; 56 por ciento, alimentos
preparados en casa, y sólo 25 por ciento, frutas y verduras.
A la pregunta sobre el tiempo que los
niños destinan al deporte, 44 por ciento de los padres de familia dijeron que
sus hijos no hacen ejercicio; 30 por ciento indicó que lo hacen de 4 a 6 horas
en promedio por semana; 21 por ciento, de 1 a 3 horas por semana, y 5 por
ciento, 7 o más horas semanales.
Asimismo, 70 por ciento de los padres
de familia informó que sus niños ven televisión o juega videojuegos de 1 a 3
horas en promedio diariamente; 22 por ciento lo hace de 4 a 6 horas cada día; 7
por ciento ninguna, y 1 por ciento más de 3 horas al día.
En ese sentido, el estudio reveló que
casi tres cuartas partes de los encuestados (74 por ciento) mencionó que su
hijo(a) compra alimentos y/o bebidas en la escuela, principalmente, golosinas
(55 por ciento), jugos envasados (52 por ciento) y frituras (48 por ciento).
El 79 por ciento de los padres
encuestados fueron de género femenino y 21 por ciento masculinos. Además, 77
por ciento de ellos tuvo como estado civil el casado, 15 por ciento soltero y 8
por ciento divorciado.
Asimismo, 52 por ciento de los padres
manifestó tener un nivel de licenciatura, 15 por ciento bachillerato, 14 por
ciento posgrado, 13 por ciento carrera técnica, 5 por ciento secundaria y 1 por
ciento primaria, siendo la mayoría de ellos empleados en 68 por ciento, seguido
de amas de casa en 17 por ciento, trabajadores por cuenta propia en 7 por
ciento, comerciante o empresario en 4 por ciento, y desempleado en 1 por
ciento.
Por último, respecto al nivel de
ingreso familiar, 43 por ciento de los padres revelaron un nivel alto, 33 por
ciento un nivel medio, 19 por ciento un nivel bajo, y 5 por ciento prefirió no
decir.
Con el inicio de clases, inicia
también la segunda etapa de Lineamientos
para el expendio o distribución de alimentos y bebidas en los planteles
escolares de educación básica, expedidos por la Secretaría de
Educación Pública y la Secretaría de Salud, demostrándose que no han logrado
modificar los hábitos alimentarios de los niños al interior de los planteles de
educación básica ya que sólo se venden en ellos un 7% de las frutas y verduras
que se estimó deberían ser comercializados en preescolar, primaria y
secundaria. Al mismo tiempo, la reformulación de los alimentos y bebidas altamente procesados que entran en la segunda
etapa de los Lineamientos está exponiendo a los niños y las niñas a nuevos
riesgos en salud, así como manteniendo otros asociados al uso intensivo de
aditivos artificiales.
Programas
de salud reconocen la importancia de la reducción del contenido de
azúcar, grasas y sal en los productos, pero critica fuertemente la permanencia
en las escuelas de alimentos que no son recomendables, con edulcorantes,
colorantes y saborizantes artificiales, y que desplazan el consumo de alimentos
naturales.
Sin cambio en hábitos alimentarios: De las 6 mil 500
toneladas de frutas y verduras que deberían distribuirse en más de 120 mil planteles
para atender a 25 millones de escolares de preescolar, primaria y secundaria
sólo se consume el 7%. De acuerdo a la Subsecretaría de Fomento a los
Agronegocios de la Sagarpa el mercado potencial para la comercialización de
productos frescos en las escuelas es de 1 mil millones de pesos. De acuerdo a
estudios realizados el principal obstáculo a su comercialización es la permanencia de los alimentos altamente
procesados que se imponen en el gusto de los niños sobre los naturales. “El
impulso que podría dar al campo, a los agricultores, a las economías locales y
regionales, el abasto de las escuelas a través de la producción agrícola local
podría crear muchísimos más empleos que los que supuestamente se
perderían en los grandes monopolios de la comida chatarra que no sólo
dañan la salud de los escolares, también la economía de las familias y las
comunidades”.
Los recursos públicos rebasados: La Secretaría de Salud estima
que para el 2017, dentro de seis años, el costo para el sistema de salud provocado
por las enfermedades asociadas con la obesidad será de 170 mil millones de
pesos, es decir, en palabras del Dr. Córdova Villalobos “todo el presupuesto de
la Secretaría de Salud será dedicado a una enfermedad y sus
complicaciones”. De tal modo, esta situación es consecuencia de que el gobierno mexicano no ha desarrollado
una política integral de salud alimentaria que realmente regule los alimentos
en las escuelas, prohíba la publicidad de estos productos dirigida a los
niños, establezca impuestos a estos productos para introducir agua potable a
través de bebederos en escuelas y espacios públicos, y establezca
etiquetados realmente orientadores en los productos, como principales medidas”.
Los viejos riesgos químicos recientemente reconocidos: La
mayor parte de los productos autorizados para la segunda etapa de los
Lineamientos contienen colorantes identificados como generadores de
hiperactividad y déficit de atención en la población infantil. Se ha reclamado a la Secretaría de
Educación Pública la salida de estos productos de las escuelas y a la
Secretaría de Salud el etiquetado de todos los productos que los contengan.
La permanencia de los alimentos altamente procesados se mantienen y
agudizan riesgos en salud por los aditivos químicos (edulcorantes,
colorantes y saborizantes artificiales) y se prolongan los malos hábitos
alimentarios: no se promueve la hidratación a través de agua ni aumenta el
consumo de frutas y verduras en las escuelas. De esta manera, no se cumple el objetivo
central de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS),
del Acuerdo Nacional por la Salud Alimentaria, ni de los propios Lineamientos:
promover buenos hábitos alimentarios y el consumo de alimentos saludables”.
“Como
se sabe, el consumo desmesurado de comida
‘chatarra’ representó el año pasado ganancias que ascendieron a 672 mil
millones. De estas, 20 mil millones se concentran en escuelas, que constituyen
centros de venta con clientes vulnerables cautivos, cuya expansión
podría ser ilimitada. Se calcula que por lo menos 30 mil millones de pesos
fueron destinados a atender a pacientes de diabetes mellitus: situación que
sólo se intensificará mientras se siga favoreciendo el interés particular de
los grandes consorcios y sus facilitadores en todos los niveles de gobierno”.
ESTATAL
Con el propósito de continuar con el
impulso de nuevos hábitos de alimentación en alumnos de educación básica para
combatir la obesidad y el sobrepeso, las Secretarías de Educación y de Salud de
Gobierno del Estado, con la participación de los padres de familia, difunden y
dan seguimiento a las disposiciones para el “Expendio de Bebidas y Alimentos de
Consumo Escolar”.
La coordinación general de
Participación Social de la SEGE, destacó que se estima que del total de
calorías que los niños consumen en promedio al día en un régimen alimenticio
normal, de 1,700 a 2,400, sólo entre un 12 y 20 por ciento (de 250 a 350) lo
ingiere en la escuela, por lo que se concluye que la obesidad y sobrepeso
fundamentalmente se origina en el hogar o en la calle.
Por ello, consideró el cambio de
hábitos alimenticios es un proceso paulatino que involucra a toda la sociedad y
no sólo a las escuelas, pues es una transformación cultural y como tal es
compleja que no se da de la noche a la mañana y la cual requiere de la
participación de los padres de familia, pues debe iniciar y concluir en el
hogar.
Dijo que la estructura educativa y
jurisdicciones sanitarias de la Secretaría de Salud trabajan con las escuelas
para que se ofrezcan alimentos saludables.
Indicó que en las escuelas se ha
distribuido material informativo impreso, como: el Manual para Preparación de
Alimentos; Cómo Preparar un Refrigerio; Guía de Directivo y Docente, además se
han mandado imprimir 20 mil ejemplares que se distribuirán en los próximos
meses.
Señaló que también se desarrollan en
las escuelas acciones complementarias como la activación física y el consumo de
productos de amaranto a través de las cooperativas, para lo que se echarán a
andar, de manera piloteada, en algunas parcelas escolares, el cultivo de
amaranto, de manera que nos permita que las escuelas consuman el propio
producto, lo que se va a arrancar en secundarias técnicas.
Asimismo
informó que desde 2011 pasantes de servicio social de la UASLP y 20 Centros de
Salud, apoyan a las cooperativas escolares orientando a padres de familia y a
alumnos detectados con sobrepeso u obesidad.
También dijo que de manera coordinada
con el DIF Estatal se implementa el Programa de Espacios de Alimentación en
donde la participación comunitaria, esto es, madres de familia, preparan
alimentos sanos y saludables con menús recomendados por nutriólogos.
En San Luis Potosí con el propósito de
continuar con el impulso de nuevos hábitos de alimentación en alumnos de
educación básica, para combatir la obesidad y el sobrepeso, las Secretaría de
Educación y la Secretaría de Salud de Gobierno del Estado, con la participación
de los padres de familia, difunden y dan seguimiento a las disposiciones para
el "expendio de bebidas y alimentos de consumo escolar.
Por lo tanto, consideró que el cambio
de hábitos alimenticios, es un proceso paulatino que involucra a toda la
sociedad y no sólo a las escuelas, pues es una transformación cultural y
compleja, la cual requiere de la participación de los padres de familia, pues
las acciones deben iniciar y concluir en el hogar.
Dijo que la estructura educativa y las
jurisdicciones sanitarias de la Secretaría de Salud trabajan con las escuelas
para que se ofrezcan alimentos saludables.
Señaló que también se desarrollan en
las escuelas acciones complementarias como la activación física y el consumo de
productos de amaranto a través de las cooperativas, para lo que se echará a
andar de manera piloteada en algunas parcelas escolares el cultivo de amaranto,
de manera que permita que las escuelas consuman su producción.
Asimismo, informó que desde el 2011
pasantes de servicio social de la U.A.S.L.P. y 20 Centros de Salud, apoyan a
las cooperativas escolares orientando a padres de familia y a alumnos detectados
con sobrepeso u obesidad.
También dijo que de manera coordinada
con el DIF Estatal se implementa el "Programa de Espacios de
Alimentación" en donde madres de familia, preparan alimentos sanos y
saludables con menús recomendados por nutriólogos.
Más del 14 por ciento de la población
rural sufre desnutrición por los malos hábitos alimenticios y las condiciones
económicas, ya que en la actualidad sale más caro comprar un litro de leche que
un refresco de cola, y aunque en la región se tienen platillos saludables y
económicos, no son aprovechados adecuadamente, se dijo en una exposición por el
Día Mundial de la Alimentación.
En San Luis Potosí buscarán la
integración de Licenciados en Nutrición en los diferentes niveles educativos
para fomentar buenos hábitos alimenticios en los niños.
Frente a los problemas de obesidad
infantil que existen en el país y en San Luis Potosí, la Facultad de Medicina
de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) impulsará la integración
de profesionistas en nutrición para mejorar los hábitos alimenticios de los
menores.
La secretaría de Asuntos Escolares de
la Facultad de Medicina, señaló que en la institución se está realizando “mucha
investigación en la parte clínica en diabetes mellitus y obesidad infantil,
porque es un problema que ya está aquí y poco se ha hecho”.
Destacó que además de la investigación
en este tema, es necesaria la prevención “sobre todo en el área educativa”, por
lo que se está buscando la integración de Licenciados en Nutrición en centros
educativos desde preescolar “para que desde ahí el niño aprenda a comer”.
Lo anterior porque dijo, al niño se le
está exigiendo ser delgado pero no se le enseña a comer, es decir, la propia
familia tiene malos hábitos alimenticios que el niño aprende y que lo llevan a presentar
obesidad o sobrepeso.
Con
esta medida de fomentar la alimentación saludable en los niños, también se
pretende influir en el resto de la familia, “porque los niños son muy dados a
señalar a los errores de los papás en ese sentido”.
En este mismo sentido se está buscando
la integración de una lista de alimentos que por su alto contenido calórico y
bajo nivel nutritivo, se propondrá salgan de las cooperativas escolares.
LOCAL
En el municipio de Cedral, S. L. P. y
en sus alrededores se observa también los malos hábitos alimenticios, el cual
es un problema que se ve en todo el mundo.
Este problema se observa dentro de las
escuelas Primarias ya que los alumnos consumen alimentos nadas saludables, es
decir, alimentos chatarra.
Este problema no surge en la escuela,
este problemas viene desde la casa, ya sea porque los padres de familia tengan
esos mismos malos hábitos alimenticios, por falta de tiempo de los padres de
familia para alimentar a sus hijos o por el simple hecho de despreciar los
alimentos saludables.
Esta información fue obtenida gracias a
encuestas realizadas a maestros y padres de familia, y además se obtuvo
información muy relevante durante las jornadas de observación.
La mayoría de los niños consumen en las
escuelas comida chatarra y alimentos muy grasosos que los padres de familia les
ofrecen a sus hijos durante la hora del receso. Estos alimentos grasosos y
comida chatarra también se ofrecen en las tienditas de las escuelas, dando
lugar a que no exista una alimentación adecuada y por lo tanto, no hay buenos hábitos
alimenticios.
Los docentes mencionan que quizá, no es
problema de las escuelas que existan malos hábitos alimenticios, aunque
colaboran mucho para ello, éstas establecen que el gobierno plantea programas de
salud y buena alimentación pero que nunca los ponen en práctica.
Los padres de familia son los que
influyen de manera considerable para que sus hijos tengan malos hábitos
alimenticios, aunque sea de forma involuntaria, pero lo hacen y a causa de esto
les están haciendo un daño a sus hijos.
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